La desaparición de hecho de Edgar Santana

edgar_santana_caricatura-160x211 (2)Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR

Edgar Santana Rivera fue nuestro alcalde por siete años, pero estuvo en la escena política de Vega Baja por una década, ya que fue el candidato del Partido Nuevo Progresista en las elecciones de 2000, cuando perdió con el alcalde Luis E. Meléndez Cano.

Fue muy importante para los inversionistas políticos, para sus partidistas, para algunos funcionarios y empleados públicos y para sus familiares. Pero al saberse la noticia de que el Tribunal Apelativo confirmó el fallo y las sentencias de culpabilidad, no hemos escuchado versión explicativade su abogado principal, el famoso Harry Padilla, de su defensor capitolino, Thomas Rivera Shatz ni de ninguno de sus partidarios locales.

La confirmación de las sentencias presupone la confirmación de su culpabilidad y el cumplimiento completo de los años de cárcel que le ordenó la Juez Irlanda del Tribunal Superior de Bayamón. Recurrir al Tribunal Supremo ya no es opción, aunque tiene derecho a hacerlo, pero no dentro del recurso de apelación con el que hubiera tenido una buena oportunidad de haber tenido argumentos válidos.

El nombre de Edgar Santana Rivera queda para la historia, cerrándose el círculo para el juicio crítico de su administración. Habrá que juzgarlo, desde el punto de vista administrativo, como un experimento de gobernación municipal alternativo que fracasó por la falta de cumplimiento de las leyes y reglamentos, de la utilización de recursos externos deficientes y oportunistas, personas inadecuadamente preparadas y de ser permisivos en la disposición de los bienes municipales para beneficio personales y privados.

Aunque el juzgado por los tribunales fue Edgar Santana y no su administración, no es difícil asociar a ambos ya que en un momento dado, todo dinero que entraba y se invertía producía ganancias para el alcalde, su asesor financiero y los inversionistas políticos. Ese mal ejemplo puso a nuestro pueblo en una situación económica innecesariamente crítica y peor, nos bajó nuestra autoestima como pueblo.

Hay quien cree que la baja educación del alcalde Santana fue causa de esto y es posible que tengan razón. Pero hay otros valores que en una persona sin conocimientos de cómo gobernar le pueden hacer un gran alcalde.

Edgar Santana posiblemente nunca vuelva a la política activa ni pasiva. Me parece que lo mismo ocurrirá con Iván Hernández, su sucesor y aun con el predecesor de ambos, Luis E. Meléndez Cano. Esos tres, con el actual alcalde Marcos Cruz Molina, son los cuatro alcaldes vivos que nos quedan.

Yo creo que nadie, excepto Edgar, esperaba que se revocara la sentencia. Nosotros anticipamos el resultado y nos resistimos a creer que en lugar de cumplir con sus hijos en una manutención que luego sería incierta, pagara a los abogados por la apelación. No sabemos si le vendieron sueños, pero por lo que conozco de él, acostumbraba a comprarlos. Hay quien cree que esa fue la última traición que sus beneficiados -en este casos sus abogados- le han hecho, pero yo respeto el libre albedrío de cada uno a escoger.

No creí en esa apelación, pero tampoco me alegro del resultado. La versión popular de lo que le ha ocurrido es que han botado la llave. Yo espero que no, que para sanidad de sus familiares, amigos y su familia, pueda algún día reintegrarse a la sociedad y concluír su vida con buenas aportaciones sociales.

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