Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR
Hace unos años, un vegabajeño conocido, activista del Partido Popular, fue convicto por influír con un jurado. Antes, eso se acostumbraba. Lo sé porque mis padres se desempeñaron como jurados en varias ocasiones en el mismo tribunal que encontró culpable a Pablo Casellas. Recibían notitas y mensajes por medio de terceros que los ponía tensos ante el compromiso que siempre tuvieron con desempeñarse independiente y honradamente en esa faena.
El Partido Popular, por medio de personas conocidas de la comunidad, eran los que seleccionaban a los potenciales jurados que luego eran llamados a servicio en el Tribunal Superior de Bayamón. El sistema era amañado para lograr resultados. Afortunadamente, eso parece que es cosa del pasado. Tampoco creo que ni el Juez Casellas ni sus abogados hubieran promovido o permitido eso.
Los cierto es que hay que quitarse el sombrero con la Policía de Puerto Rico, la Fiscalía, el Juez y el jurado. Hicieron un trabajo impecable en un caso donde la presión elitista por la naturaleza del imputado parecía ser un factor decisivo en el resultado.
¿Qué pasará en adelante?
A la defensa le queda la apelación, que viéndola del punto de vista del derecho es cuesta arriba. Todos los asuntos posibles fueron atendidos por el juez de instancia y no hay extravío de la justicia en ninguna etapa. Para Pablo Casellas y quienes aun lo quieran, lo que queda es la reflexión y la resignación. Eventualmente podría ser asignado en las celdas especiales donde se encuentran Edgar Santana y Edison Misla Aldarondo donde se les brinda un trato separado aunque no especial a ciertos convictos.
Pablo Casellas parece ser una persona débil y frágil de carácter. Sus ojos desorbitados de anoche reflejan la antesala de una depresión personal, natural en este tipo de situación. Hay que vigilarlo ahora y en el futuro las veinticuatro horas porque podría atentar contra su vida.
No descarto que luego de que se agoten los recursos legales, se recurra a solicitar un indulto al gobernador. Si dentro de tres años aun se encuentra Alejandro García Padilla, apuesto a un indulto parcial o a una conmutación parcial o total de la sentencia. La relación político partidistita, la riqueza material, el poder judicial de su padre y el poder son factores presentes que pueden incidir en un evento de que nunca se cumpla la sentencia total que en su día se emita. Para eso, tendrán que inventar una historia de injusticia para Casellas y llenar la solicitud de lo que los tribunales no decidieron.
Por el momento, el veredicto fue contundente, pero no es el final. Podrá ser final cuando ya no exista Pablo Casellas y solo quede la historia de su vida.