Recordando los sucesos del 11 de septiembre de 2001

WORLD TRADE CENTER 2001Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR

Por muchos años viajé en asuntos profesionales y de recreación a Nueva York. El World Trade Center era uno de mis paradas para visitarlo junto a familiares y amigos, a comprar boletos a descuento para obras en Broadway, Off-Broadway y otros lugares, desayunar, almorzar o comer en sus restaurantes y cafeterías o de paso para seguir a Nueva Jersey o algún otro destino.  Todo en paz. Era un lugar con un ambiente muy especial, donde se conjugaban todos los valores de la dinámica capitalista en un área donde a pocos pasos había nacido la nación y se formulaba la política económica de Estados Unidos y del mundo. El Nueva York que conocí en mi época adulta a partir de 1988 -mi primer viaje fue en 1964, cuando tenía 11 años- , contenía ese ícono dentro de todo viaje a la Capital del Mundo.

Poco después de los sucesos del 9/11, volví a Nueva York para ver parte del desastre en el área. Las últimas visitas que hice fueron alentadoras, porque la imágen de fin del mundo como conocimos esos dramáticos momentos, se estaba revirtiendo.

Lo que nos demuestra ese tiempo de destrucción y reconstrucción es que la humanidad es impredecible. Que continuamente está generando ideas buenas e ideas malas. Cada uno de nosotros, debe escoger en cuál de los dos lugares  se prefiere estar. Recientemente, el Presidente anunció que estaría en el lugar de la destrucción, pero no quiso estar solo, sino que coleccionó aliados de todos lados y definió los que no le ayudarían a crear otro conflicto. Ese es el milagro de la responsabilidad compartida, donde alguna gente no quiere asumir la responsabilidad total, porque pueden haber equívocos.

Otras naciones aprovecharon el momento de tensión para servir de mediadores y lograr un acuerdo razonable. Falta ver si los acuerdos se concretan y se cumplen y así se evita la guerra.

Los vegabajeños tenemos que aprender las lecciones de la historia. Mis padres y mis abuelos me contaban de las épocas de escasez de recursos por la depresión y luego por la guerra. Mi abuela murió por la falta de recursos para su enfermedad. Pero los vecinos compartían su hortaliza cuando no había qué comprar y dinero para comprarlo.

Afortunadamente, en el sector Guarico, donde antes se extendía el Campamento Tortuguero donde se daba el entrenamiento militar, se está dando un excelente curso de permacultura que mi esposa Myrna está tomando. Son muchas las ideas que ha aprendido para un caso de desastre en el que desaparezcan los recursos de vida y saneamiento. Me ha entusiasmado a preparar el equipo de supervivencia que todos debemos tener. Cuando haya la oportunidad me matriculo y espero que todos ustedes también. El curso lo ofrece el Servicio de Extensión Agrícola.

Otra guerra, el amago de guerra, un terremoto, un tsunami, una tormenta, una contaminación o epidemia colectiva  o cualquier otro desastre humano o natural puede cambiar el curso de los acontecimientos de la vida. No obrar con prudencia es equivalente al suicidio y esa opción no debe estar dentro de las nuestras.

911 es un número milagroso de teléfono donde se puede sobrevivir con la ayuda de los paramédicos. También es el mes y día de un dolor discernible en nuestra alma. Todos debemos sanar las heridas para que lo primero sea nuestra alternativa a la vida y no la decepción y frustración de lo segundo.

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