Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
El fracaso de una parte es el triunfo de otra. Anoche falló la prepotencia y la borrachera del poder de la cúpula de un partido pero triunfó la base. Es una manera de decirle al que no usa, sino que abusa del poder, basta.
Asalta la lógica la manera en que gobiernan Alejandro García Padilla, Jaime Perelló y Eduardo Bathia Gautier. Las medidas impositivas son tan continuas, numerosas y tan altas, que el pueblo no las podrá pagar. La indecisión en la materia de estatus es un sello indeleble de quien está para administrar y no para resolver el problema permanente de Puerto Rico.
La falta de información honesta y la repetición de frases y promesas en los asuntos de la criminalidad, el desempleo, la economía y la justicia propician la falta de fe en el futuro de los ciudadanos. El gobierno que preside Alejandro Gracía Padilla no es un gobierno de esperanza, sino propiciador del sentimiento del fracaso colectivo, ausente de una comunicación efectiva con el pueblo.
El triunfo de unos es el fracaso de otros. El Partido Popular tuvo una primera división cuando se creó el Partido Independentista Puertorriqueño en 1946, una segunda cuando apareció el Partido del Pueblo en 1968.
La omnipotencia pretendida aun de los grandes como Muñoz Marín solo llevó a perder electores y adeptos a los seguidores del autonomismo, hoy día fragmentado en al menos tres tendencias. Aníbal Acevedo Vilá, el último que secuestró al Partido Popular, no fue a prisión por su robo pero para sobrevivir, el PPD tuvo que reinventarse con una cara bonita y darle el premio de consolación a su esposa.
Lo de la casa que alberga a muchas facciones no es suficiente. Para ganar se necesita al menos una minoría simple. Difícilmente será con el cuadro que presenta el Partido Popular, donde el apellido Democrático se quiere quebrar por las mismas actuaciones marrulleras de unos pocos que se creen los dueños.
El soberanista y jóven representante electo, Manuel Natal, fue ganador contundente anoche. El gran perdedor, Alejandro García Padilla, ha dicho que no hubo preacuerdo de elección a la Señora Martínez pero se acercaron peligrosamente a ganar con la respaldada.
Lo ocurrido finalmente es el triunfo del Partido Popular, pero hay unos ajustes que los de arriba tienen que hacer, porque los de abajo parece que saben lo que quieren.
